Bordados

Estandarte antiguo (1735, anónimo)

Las cofradías pasionistas nacieron y se desarrollaron durante el siglo XVI bajo el sentido del dolor, de la aflicción, de la penitencia. Durante los primeros siglos de vida los cortejos no mostraban la profusión de banderas y estandartes ricamente bordados de la actualidad… Las imágenes titulares, una cruz alzada o sobre sencillas parihuelas y el estandarte corporativo eran lo único que una Cofradía ponía en la calle en su estación de penitencia.

Según sostiene Aranda Doncel en su obra sobre la Cofradía de Jesús Nazareno, las noticias más antiguas sobre un estandarte en la hermandad de las Angustias y en la Semana Santa cordobesa datan de 1592 [i]. En ese año el prioste Antón Jiménez se lo encargó al bordador Diego de Aguilar y este se comprometió a entregarlo 4 días antes de la fiesta del Corpus.

Algunos años más tarde, entre 1651 y 1655, el Prioste Bernabé Recio declaró haber realizado a su costa un nuevo estandarte “de damasco negro con el escudo bordado en oro y en él la imagen de Nuestro Señor y Nuestra Señora con sus flocaduras y borlas de oro y seda”[ii], siendo bordado por Bartolomé Gutiérrez.

Finalmente, en 1735, la Cofradía determinó hacer “un estandarte nuevo por estar viejo el que tenía” [iii] aprovechando para ello el oro de la anterior insignia. Este estandarte, según la documentación conservada por la Hermandad, es el conocido actualmente como Estandarte Antiguo y es la pieza bordada más antigua de su patrimonio.

Está realizado en terciopelo verde botella, bordado en oro a base de un motivo ornamental que bordea todo el estandarte en el que se combinan con pequeñas flores y hojas los motivos que anuncian la rocalla [iv]. La misma decoración envuelve el óvalo central, en el que figura una representación pictórica del grupo escultórico realizada por Juan María Moreno Anguita con ocasión del pasado a terciopelo negro por la subpriora de Santa María de Gracia en 1865.

En el reverso del estandarte se conserva el escudo de los Marqueses de Villaseca, nobles de rancio abolengo que residían en una mansión palaciega cercana a San Agustín. Estos nobles fueron nombrados en 1663 patronos perpetuos de la Cofradía y se les autorizó desde entonces a incluir su escudo en el estandarte y la capilla de las Angustias, con la intención de aumentar el prestigio de la Hermandad y evitar la intromisión de los agustinos en la designación de los caballeros que debían portar la insignia[v].

Ya en el siglo XXI el orfebre Francisco Díaz Roncero labró un espectacular mástil en plata de ley, rematado por una reproducción exenta del escudo de la Hermandad.

Manto negro (1816, bordado por Manuel Obiols)

El 13 de Febrero de 1810 los invasores franceses ocuparon la iglesia de San Agustín, desalojaron a los frailes, lo suprimieron como convento y transformaron la Iglesia en almacén de paja para la caballería… La Hermandad se vio profundamente afectada y se vio obligada a trasladarse con las imágenes a la iglesia de San Nicolás de la Villa el 1 de marzo de dicho año, rindiéndole honores las tropas francesas acuarteladas en San Agustín.

En 1816, una vez recuperada la independencia de la Patria y restaurada la iglesia de San Agustín, regresan las imágenes de San Nicolás de la Villa en una solemnísima procesión.

La Hermandad hubo de realizar importantes gastos para restaurar su camarín, arreglar el estandarte y la parihuela y, en definitiva, para adquirir el patrimonio necesario para el normal desenvolvimiento de la Cofradía, ya que había perdido la mayoría de sus enseres.

En este contexto el bordador Manuel Obiols recibe el encargo de bordar en oro fino, sobre terciopelo negro, un manto y una saya para la Virgen. El trabajo fue ejecutado en 1816, por lo que recibió 13.405 reales. Esta elevada suma se consigue gracias a los donativos de hermanos y devotos, siendo muy jugosos los realizados por los marqueses de Villaseca en calidad de patronos de la Cofradía.

El manto tenía las vistas bordadas y en su centro figuraba el escudo de la provincia, ya que la Virgen era la patrona del Regimiento de Infantería de Córdoba.

Más de un siglo después, 1930, se sustituyó el escudo de la provincia por el de Hermandad, bordado en plata de realce sobre fondo de rejilla y fleco de encaje de oro, al considerar inapropiado el contraste que hacían el fondo rojo de los cuarteles con el negro del terciopelo. Al mismo tiempo se enriqueció el manto con una malla de oro y palomas.

En 1952 se amplió en los costados y en la cola con ricos bordados de las Adoratrices y en 1958, fue adaptado con motivo del estreno del paso de Castillo Ariza.

En el año 2008, con motivo de la procesión conmemorativa del CDL Aniversario de la fundación de la Hermandad, el bordador cordobés Antonio Villar pasó los bordados a nuevo terciopelo y eliminó alguno de los añadidos del siglo XX para recuperar, en la medida de lo posible, la estética primitiva del manto.

Sudario del Cristo (1854, anónimo)

Como se observa en las reproducciones pictóricas del grupo escultórico realizadas para los distintos conventos vinculados a la Hermandad, y en la famosa fotografía de 1890 en las que las imágenes aparecen sobre unas sencillas andas (considerada la fotografía más antigua de la Semana Santa cordobesa), la imagen del Santísimo Cristo de las Angustias lució durante un largo período de tiempo un sudario de tela cubriendo el impresionante paño de pureza que tallara Juan de Mesa.

El sudario del Cristo, prenda que un cofrade actual observa con extrañeza por haber caído en desuso, también recibió la atención de los devotos de la época en su afán por dotar a los enseres destinados al culto de la mayor prestancia posible.

En 1854 se elaboró un sudario para el Cristo, en el que se emplearon 8,5 varas de “puntilla angosta de hilillo dorado y 2 varas más ancha” que costaron 200 reales, más cinco varas y media de moaré blanco labrado por valor de 115 reales y 17 maravedís.

El sudario se extravió al dejar de ser usado y, afortunadamente reencontrados varios fragmentos, se encuentran expuestos en la casa de Hermandad.

Manto de las golondrinas (1954, bordado por las Madres Adoratrices)

En los años centrales del siglo XX vive la Hermandad de las Angustias su época de mayor esplendor, gracias al impulso de cofrades como Manuel Revuelto Nieto, la sana rivalidad existente con las Cofradías del Caído y los Dolores, y al ambiente social favorable para el desarrollo de las Cofradías.

En estos años se plantea la Hermandad la realización de un manto bordado en oro fino para ser lucido por la Virgen en su camarín.

El manto lo realizan las Madres Adoratrices sobre terciopelo negro, con motivos vegetales bordados en oro fino en las vistas del manto, y golondrinas repartidas por toda la superficie. El manto es estrenado en 1954, siendo bendecido por el Reverendo Provincial de los Dominicos con la Señorita Aurora Naz Merino como madrina.

A pesar de ser un manto de camarín la Virgen lo lució en alguna salida procesional a finales de los años 50 y principios de los 60.

En el año 2007 el bordador Antonio Villar enriquece el bordado de las vistas del manto, también en oro fino y con un diseño basado en los bordados existentes. El Jueves Santo de ese año se pretendió utilizar de nuevo como manto de salida pero la lluvia lo impidió.

Bacalao (1971, bordado por la Casa Roses de Castellón con diseño de Manuel Mora Valle)

El “bacalao”, una bandera recogida alrededor de su asta por un cordón, es la forma habitual que adopta en la actualidad la bandera de cada hermandad.

En 1970, siendo Hermano Mayor Don Aurelio de Castro Navarro, marqués de la Fuensanta del Valle, se acordó la realización de una nueva bandera con la oposición de destacados miembros de la Junta de Gobierno, como el Rector de Procesión, que consideraban que existían adquisiciones más urgentes que realizar.

Se solicitaron presupuestos para la nueva bandera a las Esclavas del Santísimo y la Inmaculada, a las Adoratrices y a la Casa Roses de Castellón. El presupuesto más bajo fue la de esta última, por lo que el 5 de julio se aprobó el bordado.

El bacalao destaca más por su diseño, obra de Manuel Mora Valle, que por la ejecución física de la Casa Roses. Se realizó en terciopelo negro e incluye en el centro el escudo de la Hermandad, rodeado por una profusa decoración.

El asta del bacalao fue realizado en plata por el orfebre Francisco Díaz Roncero y el estreno del conjunto se produjo el Jueves Santo de 1971, 8 de abril.

Manto morado (1974, bordado por las monjas del Colodro, Esclavas del Santísimo y la Inmaculada, con diseño de Manuel Mora Valle)

La realización del manto morado supuso, probablemente, la culminación del período de mayor esplendor de la Hermandad de las Angustias en el siglo XX. Hoy en día sigue siendo una referencia entre los mantos de la Semana Santa cordobesa, por lo no es difícil entender que su ejecución en una época de dificultades económicas y penurias para la mayoría de las cofradías supuso un importante hito.

Las primeras gestiones para realizar el manto se producen en 1970, cuando Manuel Mora Valle presenta a la Junta de Gobierno un diseño para el mismo. No es sin embargo hasta el día de Santiago de 1971 cuando se aprueba el proyecto definitivo.

Se recibieron presupuestos de la Casa Roses de Castellón (870.000 pesetas), sobrinos de Don José Caro de Sevilla (900.000 pesetas) y las Esclavas del Santísimo y la Inmaculada (950.000 pesetas). A pesar de ser el presupuesto más alto, se acordó que fuera realizado por las monjas del Colodro por ser una institución religiosa de Córdoba ya acreditada, así como por la facilidad para vigilar la marcha del trabajo.

Para financiar su ejecución la Hermandad se vio obligada a emitir bonos de Tesorería de 5.000, 1.000 y 500 pesetas. Se recurrió también a festivales taurinos y aportaciones en metálico de cofrades y devotos (el mismo General Franco, Hermano Mayor de Honor, envió 3.000 pesetas). Finalmente, el coste total ascendió a 1.000.000 de pesetas.

La desorbitada cantidad de dinero invertida provocó cierto rechazo entre algunas personas. En el archivo de la Hermandad existen dos cartas firmadas (una por un cofrade y otra por treinta y cinco personas que no acreditan su pertenencia a la Hermandad), protestando por la hechura del manto basándose en que hay son más necesarias las Obras de Misericordia o en que hay “22.000 parados en Córdoba, familias con viviendas inadecuadas, falta de escuelas, etc.”

Afortunadamente el manto fue realizado a pesar de las minoritarias críticas y se estrenó el Jueves Santo de 1974. Estaba previsto llegar hasta la Plaza del Colodro para que las monjas del convento contemplaran su obra pero la lluvia lo impidió, teniendo la Hermandad que regresar a San Pablo apresuradamente… y las monjas no pudieron contemplar a la Virgen con el manto hasta un año después.

La composición, que ocupa por completo el tejido, se estructura mediante roleos vegetales que parten de un candeliere central que recorre toda la raspa; una gruesa orla de roleos bordea igualmente el contorno. Fue realizado con bordado de realce en oro y pedrería[vi].

El manto se encuentra expuesto permanentemente en la casa de Hermandad.

Bandera Pontificia

La Bandera Pontificia alude al carácter que ostenta la hermandad desde el año 1664, cuando el Papa Alejandro VII concedió su bula de indulgencias y la declaró “cosa suya”.

Se trata de una bandera de la Santa Sede, con sus colores blanco y amarillo, y en el centro figura el escudo de Alejandro VII. Fue bordada en el año 2015 por el taller ecijano de Jesús Rosado sobre seda natural, con diseño realizado por Julio Ferreira y Manuel Jiménez. El diseño se inspira en un escudo que figura en la emblemática columnata de Gian Lorenzo Bernini en la Plaza de San Pedro, majestuosa obra de la que el mencionado Papa fue el mecenas. El mástil de la bandera está coronado por la tiara y las llaves, atributos pontificios, realizados por Antonio Cuadrado.

Sayas

Según sostiene la tradición, la vestimenta más clásica de nuestras dolorosas está relacionada con el luto de las damas nobles de la corte de los Austrias.

Fray Diego de Valbuena pidió a la condesa de Ureña, de la que era confesor, que solicitara a la reina Isabel de Valois autorización para reproducir en escultura un cuadro de la Virgen que la tercera esposa de Felipe II trajo de su Francia natal.

Obtenido el visto bueno de la reina, los religiosos del convento de la Victoria encargan la ejecución a Gaspar Becerra, que tras dos intentos fallidos realizó una imagen de vestir con la expresión deseada. La Condesa de Ureña decidió vestirla al estilo de las viudas castellanas, ya que María estaba también transida de dolor por la muerte de su Hijo, y consagró la representación iconográfica clásica de las dolorosas vestidas como una viuda XVI: manto negro, saya blanca o negra y tocado monjil. También inició así la costumbre de las damas aristocráticas que cedían sus trajes para vestir imágenes.

El modo de vestir las Dolorosas fue evolucionando pero sin perder su aspectos severo y rígido hasta que, a mediados del siglo XIX, empezaron a introducirse colores más alegres y a enriquecerse generosamente con joyas.

Las sayas pues, como parte fundamental en la vestimenta de una Dolorosa, han experimentado en nuestras Cofradías una evolución que tiene su reflejo en las sayas de la Hermandad de las Angustias. Desgraciadamente son muchas las sayas antiguas que se perdieron a lo largo del tiempo y también es escasa la documentación conservada sobre las sayas actuales.

Destacan en el ajuar de nuestra Señora una saya bordada en oro fino sobre terciopelo negro, y otra de raso blanco, bordada en oro en 1967.

Con motivo del décimo aniversario de la Coronación Canónica, la Virgen estrenó el pasado a nuevo terciopelo de una saya morada de 1905, donado por los hermanos de la Cofradía Miguel Ángel y Jesús Lacerda de la Vega.

Las últimas sayas incorporadas al patrimonio de la Hermandad fueron diseñadas y confeccionadas por el bordador cordobés Antonio Villar durante el mandato del prioste Don Rafael de la Calzada y Rodríguez de Austria (2004-2008).

[i] ARANDA DONCEL, Juan: La Cofradía de Jesús Nazareno, 1989, Adisur S.A, p. 50.

[ii] MURILLO ROJAS, José: Recopilación de los anales de la Cofradía de las Angustias, 1993, página web de la Hermandad (www.lasangustias.es).

[iii] Ibíd.

[iv] DOBADO FERNÁNDEZ, Fray Juan: El Guión de las Dolorosas, 2003, Revista Alto Guadalquivir.

[v] ARANDA DONCEL, Juan: La Hermandad de las Angustias y la Semana Santa de Córdoba durante los siglos XVI al XX, 2004, Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, pp. 68-69.

[vi] VARIOS AUTORES: La Pasión de Córdoba (II), 1999, Ediciones Tartessos, p. 355.