Otros elementos del patrimonio

Cuadro Fundacional (anónimo, Siglo XVI)

El 13 de marzo de 1558, la comunidad de frailes agustinos de San Agustín otorga a los cofrades de las Angustias la posesión de la capilla llamada “de la Magdalena”. Intervienen fray Diego de Soler por parte de la comunidad y Andrés de Heredia, en nombre de cincuenta cofrades, por parte de la Hermandad.

Es el primer testimonio escrito de la existencia de la Hermandad, aunque su fundación debe ser anterior a dicha fecha a tenor de lo establecido en la escritura fundacional.

Gracias a dicha escritura conocemos que la Hermandad poseía en aquel momento una imagen titular de Nuestra Señora de las Angustias, de la que actualmente nada se sabe, con la que hermanos de luz y disciplinantes realizan su estación de penitencia en la noche del Viernes Santo.

También poseía la Hermandad un retablo pintado en lienzo de Nuestra Señora de las Angustias, que los cofrades situaron en la capilla de la Magdalena en señal de posesión.

El cuadro que tradicionalmente se tiene por fundacional, óleo sobre lienzo de autor anónimo, supone una de las más antiguas representaciones pictóricas de la Virgen de las Angustias.

Entre rojos cortinajes que actúan enmarcando la escena, se muestra una composición piramidal en la que la imagen mariana aparece sosteniendo en su regazo el cuerpo de Cristo muerto. La Virgen, con la cabeza inclinada hacia su derecha, se encuentra tocada únicamente por manto, sobriedad acentuada por el atavío de tipo monjil que tanto era utilizado en las pinturas de dolorosas de la época. Resulta destacable la corona de espinas no exenta de restos de sangre que la Virgen presenta por medio del sudario, detalle que junto a los tres clavos utilizados en la crucifixión, expuestos al espectador a primera vista, dota a este cuadro de teatralidad y carga simbólica.

Por otro lado, una pareja de ángeles de dulce expresión en el rostro ayudan a sostener el cuerpo de Cristo, cuyo brazo cae inerte aunque aún con cierta rigidez. Al fondo de la composición se encuentra la cruz de la que pende otro sudario, siendo ésta en madera y con nudos.

Aun hoy el cuadro se encuentra en las dependencias de la Hermandad y recibe culto en la capilla de Nuestra Señora de las Angustias cuando las imágenes Titulares la abandonan.

Escritura fundacional (1558)

A diferencia de las parroquias, que contaban normalmente con una sustanciosa dotación fija, los conventos debían buscar sus propios recursos y para ello procuraban por todos los medios que los fieles frecuentaran sus templos. Los agustinos de San Agustín participaron de dicha estrategia y varias fueron las hermandades cobijadas en dicha iglesia.

La más importante de ellas, sin duda alguna, fue la de Nuestra Señora de las Angustias. No en vano es la más antigua de la ciudad de Córdoba, con cuatro siglos y medio de historia ininterrumpida.

El tema de la Piedad surge en la Alemania de finales del siglo XIII en torno a un grupo de místicos dominicos encabezados por Enrique Susó [i]. La devoción de Córdoba a la Virgen de las Angustias parece remontarse al primer cuarto del siglo XV, siendo un gran difusor el también dominico fray Álvaro de Córdoba. Durante el siglo XVI, la devoción a las Angustias cobra especial relieve, siendo un exponente bien significativo las mandas testamentarias.

Se desconoce la fecha exacta de la fundación de la hermandad puesto que el documento conocido más antiguo, la mal llamada Escritura fundacional, recoge realmente la cesión a la hermandad de una capilla en la iglesia de San Agustín. De la lectura de este documento se deduce que la Hermandad es más antigua y, por las condiciones acordadas y el número de cofrades que la conformaban, debía ya por aquella fecha tener cierta importancia.

La Escritura fundacional fue otorgada el 13 de marzo de 1558 ante el escribano Luis Núñez de Toledo. En ella el prior de la comunidad, fray Diego de Soler, y el prioste de la hermandad, Andrés de Heredia, acuerdan la cesión a la Cofradía de la capilla de la Magdalena y un espacio anejo para que los hermanos levanten un altar y construyan un panteón.

Recibe también la hermandad un amplio cuarto, situado tras la capilla, para que puedan ampliarla en un futuro, corriendo las obras a cargo de la cofradía. La hermandad contrae también obligaciones con los agustinos, entre ellas las de entregar una cantidad en metálico para el acompañamiento de doce frailes en la estación de penitencia del Viernes Santo.

La Escritura fundacional es un documento de enorme interés, además de por la valiosa información sobre las obligaciones contraídas por ambas partes, por aportar una relación nominal del medio centenar de hermanos integrantes del núcleo fundacional y del primer Hermano Mayor: Andrés de Heredia.

Primeras Reglas (1563)

Establecida en la iglesia de San Agustín desde el 13 de marzo de 1558, la Hermandad de las Angustias necesita elaborar unas reglas que regulen su organización y funcionamiento.

La confección de las mismas finaliza en 1563, no siendo sin embargo aprobadas hasta el 12 de abril de 1570 por el provisor del obispado Domingo de Lerzo, en nombre del obispo Cristóbal de Rojas y Sandoval.

Las reglas constan de 42 capítulos, que reglamentan de forma minuciosa el ingreso de los cofrades, la elección de prioste, la disciplina del Viernes Santo, la celebración de cabildos y fiestas religiosas, la atención a pobres y enfermos y otros aspectos.

En estas primeras reglas se admiten a hombres y mujeres, aunque se impide la entrada a solteros menores de 20 años y a determinadas minorías marginadas como esclavos y negros cautivos o libres.

Inicialmente las reglas contemplan la participación de las mujeres en igualdad de condiciones, aspecto realmente sorprendente para la época, aunque en la ratificación de las reglas llevada a cabo en 1587 por el licenciado Velarde de la Concha, provisor general de la diócesis, se introduce la prohibición expresa de asistir a los cabildos y disciplinarse en la procesión del Viernes Santo.

Es sin embargo la exhaustiva descripción de la importante labor social de la cofradía, especialmente con los propios hermanos, uno de los aspectos más destacados de las primeras reglas de la hermandad: uno de sus capítulos establece la obligación de asistir y velar a los hermanos enfermos en el “artículo de la muerte” que no tengan familia.

Las reglas están contenidas en un libro, del tamaño aproximado de una cuartilla, en pergamino con caracteres góticos y bellas ilustraciones. El libro contiene adiciones de los años 1602, 1668 y 1756.

Cruz de los espejos (anónima)

La Hermandad de las Angustias conserva una cruz de unos tres metros de altura, realizada en madera dorada y cubierta por espejos según el gusto del siglo XVIII. Aunque no existen en los documentos conservados referencias expresas a la cruz de los espejos, por su tipología y tamaño parece seguro que fue concebida para ser portada sobre unas andas.

La Hermandad de las Angustias, ya en el siglo XVI, abría su cortejo con una Cruz de Guía adornada con palmas y portada sobre una parihuela. En 1673 los plateros Juan de León y Alonso Ramiro hicieron una nueva Cruz de Guía de Plata, cuyo sudario fue bordado y adornado con pinturas que representaban el escudo de la hermandad.

Es también conocido que en el año 1701 Don Gómez de Córdoba y Figueroa, patrono de la Cofradía, regaló una peana para la Cruz de Guía con su correspondiente parihuela, dorando el conjunto Alonso Gómez y Agustín de Fuentes.

A partir de este punto las noticias que nos llegan sobre las cruces en las Angustias son escasas: en 1809 un hermano restaura  a sus expensas la “Cruz de las andas”, en 1925 se realiza una Cruz barnizada para abrir la procesión en sustitución del estandarte que hasta entonces lo hacía por encontrarse deteriorado y, ya en los años 50 del siglo XX, se realiza la actual Cruz de Guía.

Con estos datos es imposible afirmar si la cruz fue realizada en el siglo XVIII, como indica su estética, o bien durante el XIX. Debido a las grandes pérdidas patrimoniales que sufrió la Cofradía durante la invasión francesa, no es descabellado pensar que esta cruz sustituyera a alguna de más valor sustraída por los franceses durante aquellos duros años.

Boceto del monumento a Juan de Mesa (José Manuel Belmonte)

El escultor José Manuel Belmonte recibió a través de un concurso público el encargo de realizar el monumento a Juan de Mesa que, impulsado por la hermandad de las Angustias y finalmente ejecutado por el Ayuntamiento de Córdoba y la Agrupación de Cofradías, se instaló en la Plaza de las Doblas en el año 2004. Tan solo un año después, en 2005, el monumento se trasladó a una ubicación más apropiada junto a la Basílica  de San Pedro, templo en el que fue bautizado el imaginero cordobés.

El monumento representa en bronce a Juan de Mesa, sentado y pensativo, junto a una reproducción de su última obra: la Virgen de las Angustias. El material empleado fue el bronce, realizándose el pedestal en mármol amarillo y piedra del norte. En 2009, el autor donó el boceto a la Hermandad.

[i] VARIOS AUTORES: Córdoba: tiempo de Pasión (II), 1991, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, p. 301.