Siglo XX-XXI: Una nueva Semana Santa
El siglo XX la Semana Santa de Córdoba al menos seguía viva, aunque también con una cierta inestabilidad precaria, que todavía provocaba que no hubiese días fijos en la Semana Santa. Las Angustias llegó a salir formando cortejo con el Cristo de Gracia o Jesús del Calvario el Martes o Miércoles Santo por las calles de la ciudad. El nuevo siglo entró para España y para las cofradías en la década de 1920. Se pusieron ahí las bases de un nuevo esplendor que tuvo que esperar un poco. La proclamación de la II República disparó la hostilidad a la Iglesia y a las hermandades, que en esos años sólo tuvieron cierta normalidad en 1935, con la procesión del Santo Entierro. En 1936 sólo las Angustias se atrevió a hacer estación de penitencia y lo hizo con miedo y un clima muy agitado que presagiaba lo que iba a suceder muy poco después. Fue el último año en que la cofradía salió el Viernes Santo.
Córdoba cayó enseguida en el lado de los sublevados y en 1937 nació su nueva Semana Santa, la más parecida a lo que es hoy. Las grandes novedades no se hicieron esperar: se incorporó la Misericordia con nuevas formas, la Virgen de los Dolores estrenó el paso de plata de Emilio García Armenta y sobre todo las Angustias estrenó su paso de palio. Era el primero de la Semana Santa de la época moderna. Desmesurado y monumental, ochavado y con 16 varales, fue toda una sorpresa para la ciudad en aquel Jueves Santo. Lo había diseñado Manuel Mora Valle, alma artística de la cofradía en los años siguientes, que concibió muchos de los enseres que la cofradía fue realizando desde entonces, como su cruz de guía.
Las imágenes fueron en ese paso hasta 1957, cuando Fray Albino lo desaconsejó. En aquella época era ya sobre todo para imágenes de la Virgen que fueran solas. En 1959 la cofradía estrenó el paso actual, obra de Antonio Castillo Ariza y luego sucesivamente reformado. Hasta entonces la cofradía había protagonizado una procesión llena de devoción y popularidad, con entradas entre saetas que se prolongaban casi hasta el amanecer.
Lo que llegó después no fue un cambio, sino un trauma. La cofradía se marchó de San Agustín, la que había sido su sede desde 1588. El 1 de marzo de 1961 las imágenes se fueron a San Pablo tras un decreto del obispo. No habían faltado desencuentros con la comunidad dominica hasta entonces, y hasta se habló de nuevas sedes como el oratorio de San Felipe de Neri o Santa Victoria, pero aquello fue toda una ruptura que generó muchas protestas de los vecinos y hermanos del barrio. En San Pablo la cofradía “se recogió”, como dijo después Pablo García Baena, se hizo algo más seria y siguió configurando su patrimonio. Allí fue la histórica coronación canónica de la Virgen, el 11 de octubre de 1987, la segunda en Córdoba capital.
La cofradía no dejó de pensar en su casa y desde 1995 volvió a pasar por allí el Jueves Santo. San Agustín estaba entonces cerrada a la espera de una restauración que tardó, pero culminó en el otoño de 2009. Entonces volvieron las imágenes allí para la exposición conmemorativa del 450 aniversario de la hermandad. Fue provisional, pero la cofradía aprobó finalmente su regreso y la Virgen de las Angustias volvió a su sede histórica el 15 de marzo de 2014.
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